“UNA
LUZ EN LA OBSCURIDAD,
la amistad un sendero invaluable hacia
la felicidad”
Por: Jorge Castillo
Era un día lluvioso, las gotas
caían lentamente sobre mi abrigo, en ese momento me puse a observar la lluvia y
me parecía como si las pequeñas gotas danzaran e invadieran toda la calle de mi
ciudad, era simplemente uno de los privilegios más satisfactorios que la vida
me pudo haber dado. El admirar e inspirarme al caminar entre gotas cristalinas
sobre mi piel. Caminaba por las cuadras para llegar a mi destino, a un lugar al
que todos llaman “colegio”. A mitad de mi recorrido empecé a notar que la
lluvia aumentaba su intensidad por lo que decidí aumentar mi paso para lograr
mojarme lo menos posible, ya que, lo que menos quería era llegar tarde a mi
segunda semana de clases.
A pesar de los obstáculos, logre
llegar al salón de clase. Una vez ahí, el tiempo parecía detenerse, todo
avanzaba tan lento que llegue a suponer que las manecillas del reloj se habían
descompuesto. Mientras observaba el pizarrón, algo a mi izquierda llamó mi
atención, vi a una compañera con la que nunca había cruzado palabra, ni si
quiera miradas, aun y cuando, se sentaba a un costado mío, siempre escuchaba
murmullos a mi alrededor, pero esta vez lo que habían escuchado mis oídos me hizo
protestar inmediatamente, pues era algo que me había desconcertado, y no creí
equivocarme, pues no era común escuchar a alguien decir: - ¡desearía no tener
padres!
Lo que hiso que me acercara a
aquella chica misteriosa que tenía la piel pálida y cuerpo tan ligero. Cuando llegue
le comenté que por accidente había escuchado su conversación y que no estaba
ahí para burlarme, si no para tratar de ayudarla en todo lo que yo pudiera, en
ese instante la maestra de historia entro al aula y saludo al grupo, lo que
corto nuestra charla y tuve que sentarme en el lugar que me correspondía de
inmediato, para evitar que me llamaran la atención y continuar con la clase. Finalmente,
al terminar el día, faltaban tan solo unos cuantos minutos para que el timbre
de el colegio tocara y por fin poder ir a ese mi lugar favorito y tan esperado
llamado “hogar”.
En ese momento, cuando todos se
estaban preparando para ir a ese lugar tan acogedor y cálido, volvieron a mi
mente esas pequeñas palabras de tristeza de mi compañera que denotaban que
tenía problemas, esa ansiedad que sentía por irme, de pronto se detuvo y se convirtió
en angustia en cuestión de segundos todo
aquello que parecía color rosa, se transformo mágicamente a un tono ligeramente
gris y en ese instante recordé a mi madre que siempre decía que yo era
extremadamente aprensiva, aun y cuando, no conociera a las personas, pues decía
que yo tenía un don, “el don de sentir”.
En ese inmediato instante me levante
de mi pupitre y empecé a pensar en qué le diría, con el temor a que me
rechazara, me arme de valor y fui hacía donde ella estaba, fue algo tan
inesperado, que cuando llegue, mi compañera exploto ante mí y comenzó a llorar,
como si alguien dentro de ella desatara una tormenta.
Después de un rato logre hacer que
parara de llorar, tomamos asiento y le pregunte directamente a que se refería
con lo que esa mañana había mencionado antes de que la maestra de historia
ingresara al salón. Se limpio la cara con el chaquetin que tenia puesto, y se armó
de valor para tratar de contestarme, después con la voz entre cortada me respondió,
- lo que tu escuchaste fue cierto, no todos tenemos una familia “ejemplar” y
“PERFECTA” como la tuya, hay quienes sufrimos y eso nadie lo ve, nadie me
pregunta cómo me siento realmente, y eso es totalmente devastador, yo no
entiendo porque tiene que haber este tipo de situaciones para personas que no
lo merecemos.
En ese instante, cuando la observaba
detenidamente, una lagrima se trasladaba directamente de la parte inferior de
su mejilla hasta caer sin dirección en su cuello, en ese instante viendo sus
ojos hinchados descubrí que sufría demasiado, me puse a pensar, en alguna
solución para ella, pero de pronto, se escucho el sonido de la campana de el
colegio indicándonos que ya era tiempo de volver a casa. De inmediato mi
compañera agarro su mochila y salió lo más rápido posible de ahí, prácticamente
corriendo traté de alcanzarla, pero me fue imposible, corría demasiado rápido y
era algo difícil, ya que la perdí de vista pues en el patio ya había un mar de
gente, ya que, en ese mismo instante habían salido los demás alumnos del
colegio, y fue ahí donde no supe que hacer.
Después de eso cuando mi madre llegó
por mi 15 minutos más tarde, mi mirada estaba totalmente perdida, era más bien como
si no estuviera en ese lugar, mi madre me pregunto qué me pasaba, le conté lo
que había ocurrido en mi salón de clases, mi madre con manos sobre el volante,
se sorprendió y me dijo que no podía hacer nada al respecto, que ese caso no me
correspondía a mí, lo que me hizo sentirme decepcionada pues no esperaba es
respuesta de mi madre, quien para mí era la persona que constantemente me dice
“No te rindas”, “Nada es imposible” sentí su mirada penetrante como queriendo
decir, “Ni si quiera se te vaya a ocurrir meterte en ese caso”, tan solo ascendí
con la cabeza y desvié la mirada, con mis manos cruzadas y la mirada puesta en
aquel paisaje que se veía por la ventana, mi madre mencionó que por la noche
tendría que ir con mi abuela porque mis padres tenían una cena por su
aniversario número 18, después le dije que estaba bien y que no tenía ningún
inconveniente.
Al entrar a casa solté mi mochila en
el piso, me quite el uniforme y me senté con la computadora para investigar
sobre el tema que me era tan inquietante, fue algo curioso, porque sentí una
rara sensación de que podría decepcionar a mi madre, pero, por otro lado me
sentía bien porque iba a poder ayudar a mi compañera de clase, cuando me senté
en frente de la computadora ingrese de inmediato a “Google”, e investigue unos
casos sobre “la familia inestable”, “la desintegración familiar” entre muchos
otros, en ese mismo instante cuando abrí una página de internet que me había
llamado la atención, venia un especie de anuncio que tenia por título “¿Conoces
tus derechos? ¿Sabes que es lo que realmente mereces?” de inmediato supe que
esa página me ayudaría demasiado para poder ayudar a mi compañera.
Cuando me metí a esa página venía un
texto que tenía por título “los derechos humanos como base de la sana convivencia”,
empecé a leer más sobre el tema, me di cuenta que era muy interesante cada
aspecto y comentario que ahí se mencionaba, así que no me contuve y de
inmediato lo imprimí y lo puse en un legajo junto a mi computadora.
Se llegó la hora de ir a casa de mi
abuela, para que mis padres tuvieran su cena de aniversario, pero no quise
dejar de investigar sobre el tema, así que, agarre mi computadora y me la lleve
a casa de mi abuela.
Cuando subí al carro mi padre me
sonrió y me dijo algo que realmente no entendí: -Comete al mundo bocado a
bocado, así que no le preste atención, en ese momento mi madre totalmente
radiante se subió al coche y me dijo que me portara bien en casa de mi abuela y
que no cometiera una tontería, le conteste que todo iba a estar bien que no se
preocupara y que solamente disfrutara totalmente de su velada junto a mi padre.
Cuando por fin llegamos a casa de mi
abuela, me senté sobre el sillón y seguí investigando más sobre el caso de mi
compañera de clase, en ese instante se acerco mi abuelo me abrazo y me pregunto
qué hacía, le comente lo que había ocurrido en el colegio y también que quería
ayudar a mi amiga, en ese momento mi abuelo me dijo -realmente eres amiga de
aquella compañera de tu salón, a lo que yo respondí que hoy era la primera vez
que cruzábamos miradas, así que él me dijo -no la dejes sola, necesitará ayuda,
así que siempre tienes que estar con ella.
En ese momento mi abuelo se levantó
de la silla y me dijo: -ya termina muchacha para que vengas a cenar, le
conteste que ya solo iba a investigar algo que me ayudara con lo de mi
compañera de clase.
Ya cansada y sin saber que buscar se
me vino una idea a la mente y fue cuando finalmente puse en la barra de
búsqueda del navegador de la computadora “Que derecho defiende a mi familia”,
salieron demasiadas respuestas, pero solo una llamo mi atención, decía ¡Todos
tenemos derecho a una familia! No espere más y di click a esa página sin
ninguna duda, ni nada, cuando estaba leyendo el artículo que se refería a los
derechos humanos en la familia, en ese mismo instante comprendí que todo iba
cobrando sentido, debido a que iba leyendo el artículo, me llamo la atención un
artículo anexado por el escritor Adolfo Pérez Esquivel, que decía….
“Articulo 42. La familia es el
núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o
jurídicos, por la decisión libre de un
hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de
conformarla.
El estado y la sociedad
garantizan la protección integral de la familia. La ley podrá determinar el
patrimonio familiar inalienable.
La
honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables.
Las
relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la
pareja y en respecto reciproco entre todos sus integrantes.
Cualquier forma de violencia
en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, será sancionada
conforme a la ley” …
Cuando lo terminé de leer me sorprendí
y comprendí demasiadas cosas. Al día
siguiente, camino a mi colegio mi padre se ofreció a llevarme y no me negué
quería llegar lo antes posible para poder contarle a mi compañera lo que había
descubierto, cuando la vi de inmediato la observe y me emocione al verla pues
moría de ganas por contarle el resultado de mis investigaciones, cuando trato
de decirme algo sus ojos estaban inundados en lágrimas, quise ayudarla a que se
secara dándole un pañuelo, así que cuando terminábamos de hablar le mostré el
artículo que había encontrado y le dije que no se preocupara que si sus padres
estaban mal no se desesperara porque la verdad puede ser algo que en un futuro
entenderán, después de eso le pregunte -tu ¿Qué opinas de las peleas diarias en
el hogar? Me contesto de inmediato, que estaba mal, porque los hijos no tenían
la culpa de lo que pasara entre ellos, en ese momento se dio cuenta que solo
tenía que entender a sus padres por un momento, para poder darle sentido a todo
aquello que en algún momento la atormentaba.
Cuando entramos por fin a el salón
de computación el maestro dijo que formáramos equipos de 2 personas yo no tenía
un equipo y ella tampoco así que decidimos realizarlo juntas cuando eso
sucedió, ella me abrazo de la nada y me dijo ¡Gracias! Me quedé en shock, pues
no esperaba esa muestra de cariño, pero le correspondí el abrazo, y fue así que
comenzó nuestra amistad.
Ese día nos pusieron a hacer una
hacer una presentación por computadora de lo que nosotras quisiéramos. A mí la
verdad se me hacía demasiado interesante eso de hacerlo sobre las dificultades
en la familia, pero la verdad no quería abrumar a mi amiga, así que cuando yo
le pregunte que cual tema quería realizar, me contesto inmediatamente, que
quería hacerlo sobre su familia y me quede sorprendida. En ese momento,
comenzamos a hablar sobre su familia me explicó todo y ella entendió claramente
que no siempre la familia sigue el estereotipo deseado, que no siempre tiene
que ser, “Perfecta”, “Unida”, por lo mismo comprendió que siempre existe una
solución hacia cualquier problema, no importa la magnitud que este tenga, si no
el saber cómo afrontarlo, investigar, pero sobre todo darse cuenta que no estás
solo.
Después de platicar nuestro tema llegamos
a la conclusión de que todo aquello que nos define son los valores que nos
inculcan en el hogar. Nosotros pensamos que estamos bien siempre, sin embargo,
no es así, por el simple hecho de querer ver a todas las personas por igual,
por lo mismo, mi amiga días después fue a terapia con el psicólogo del colegio,
eso le ayudo mucho, después hablaron con sus padres y pudieron arreglar sus
problemas, y descubrieron la importancia de vivir fomentando valores.
No importa si los padres están
separados, o en conflicto, lo que realmente importa es que los hijos puedan
disfrutar de su cariño en igual o mayor medida, inculcando a la vez los valores
en las personas desde la infancia, pero no con las palabras, sino, con el
ejemplo, eso ayuda a que todos tengamos una sana convivencia, principalmente
para en un futuro poder conocer nuestros derechos, todos tenemos derecho a una
familia, pero tampoco podemos obligar a sus integrantes, que no estén a gusto
juntos, a permanecer en un ambiente tenso y no apto para la salud física y
mental, eso te da por entendido que siempre puedes cambiar las cosas para ser
feliz.
Esto nos recordó la importancia de
los derechos humanos: conocerlos y practicarlos, pues, influyen hasta como nos
expresamos diariamente. También descubrimos la necesidad de inculcarle a las
personas que en el mundo no estamos solos, que siempre habrá alguien que pueda
apoyarnos y que los amigos están a nuestro alcance y que se forjan día a día
con amor y respeto. Hoy en día ella es mi mejor amiga y valoro mucho su cariño.